De Profundis
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Por afecto a tí... 
 

Los dioses son extraños. No solo utilizan nuestros vicios para herirnos. Nos llevan a la ruina por lo que hay en nosotros de bueno, amable, humano, afectivo.

 Sin mi piedad y mi afecto hacia ti y los tuyos, no estaría llorando aquí, en este lugar terrible.
Naturalmente, en todas nuestras relaciones discierne no tan solo el Destino, sino la Fatalidad,
la Fatalidad, que marcha siempre con paso rápido, pues llega hasta derramar sangre.   Por tu padre perteneces a una raza en la cual el matrimonio es horrible;  la amistad, fatal, y que posa sus manos violentas, o bien sobre su propia vida, o bien sobre la vida de los demás.
En la más nimia circunstancia que hizo juntarse los caminos de nuestras dos vidas, en el menor caso, de grande o de trivial importancia, que te llevó a pedirme socorro o placer, en su relación con la vida, ya se tratase solamente del polvo que danza en un rayo de sol o de la hoja que cae de un árbol, la ruina vino siempre después, como el eco de un grito doloroso o como la sombra que caza con el animal de presa.


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2002



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