El periodo Barroco:
Francisco de Quevedo

(1580 - 1645)

Un madrileño de su época, bastante amargado por su físico, del que dicen llevó una vida agitada, a tal grado que fue desterrado y puesto en prisión, circunstancias que deja reflejadas en toda su obra mediante un contenido satírico, moral, burlesco y ascético. Acérrimo enemigo de nuestro Juan Ruiz de Alarcón, lo atacó durante toda su vida de una manera irreconciliable y sin piedad, dirigiéndose siempre a Juan Ruiz con el apodo de "corcovilla".

Quevedo De toda su obra, que es muy poco leída porque la mayoría de la gente ya no sabe usar su idioma español y, por ende, no entiende lo que dicen los barrocos, nos interesa uno de sus breves y singulares composiciones en donde se refiere al tan llevado y traído pecado nefando en sus tres categorías: la bestialidad, la sodomía y las molicies.

De la sodomía ya hemos hablado en otro apartado, la bestialidad es el sexo con anímales y las molicies eran la forma en que la gente de esa época se refería a la sabrosísima y saludable masturbación. Veamos lo que dice la composición de Quevedo:

A UN ERMITAÑO MULATO
¿Ermitaño tú?, ¡El mulato,
oh pasajero, habita
en esta soledad la pobre ermita!
Si no eres me(n)tecato,
pon en reca(u)do el culo y arrodea
primero que te güela u que te vea;
que cabalgando reses del ganado,
entre pastores hizo el noviciado.
Y haciendo la puñeta,
estuvo amancebado con su mano,
seis años retirado en una isleta,
y después fue hortelano,
donde llevó su honra a dos mastines.
Graduó sus cojones de bacines.
Mas si acaso no quieres
arrodear, y por la ermita fueres
llevado de tu antojo,
alerta y abre el ojo.*
Más no le abras, antes has tapialle:
que abrirle para él será brindalle.

* Es decir, el culo.


Tomado de la obra de:
Rafael Carrasco: Inquisición y represión sexual en Valencia [Historia de los sodomitas (1565-1785)]
Laertes, Ed. Barcelona, España. 1986. Pág. 33

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