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El periodo Clásico:
Grecia. Siglo II DC. LUCIANO DE SAMOSATA. (125 a 200) DIÁLOGOS DE
LOS DIOSES
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Zeus y Ganímedes
Zeus Ahora, mi querido Ganímedes,
hemos llegado al final de nuestra jornada. Bésame, pequeño y delicado
amigo;
mira: ahora no tengo un corvo pico, ni agudas garras, ni alas, como
cuando me
presenté ante ti y me tomaste por un pájaro.Ganímedes
Entonces,
hombre, ¿tú no eras el águila que hace poco cayó volando y me arrebato
de en medio de mi
rebaño? ¿De dónde, entonces, tomaste tus alas y por qué eres tan
diferente ahora?
ZeusEllo es, mi valiente muchacho, porque yo no soy ni
un hombre ni
un águila, sino el rey de los dioses, y adopté la forma de águila porque
así
convenía a mis designios.Ganímedes¿Qué es lo que dices? Entonces ¿tú
eres Pan, del que he oído hablar tanto? Pero ¿dónde está tu caramillo? Y
¿por qué
no tienes cuernos ni patas de cabra?Zeus¿Piensas entonces
que no
existen otros dioses más que él?GanímedesEn nuestra
aldea no
conocemos otro; por tanto, le sacrificamos un cabrón entero ante la
cueva en que
guardamos su imagen. ¡Tal vez eres uno de esos malos hombres que roban
gentes
y luego las venden para esclavos!ZeusDime ¿nunca has
oído hablar de
Zeus ni has visto jamás en lo alto del Ida el altar del dios que envía
la
lluvia, los relámpagos y el trueno?Ganímedes¿Entonces eres
el fino caballero
que últimamente nos atacó tan terriblemente con granizos; el que, según
dicen,
vive arriba en el cielo, y que hace tanto estruendo entre las nubes, y
al cual
mi padre sacrificó un carnero? Pero ¿qué hice yo que te haya hecho volar
así
conmigo?, ¡oh, rey de los dioses! Mis ovejas durante todo este tiempo
andarán
descarriadas y tal vez hayan sido ya asustadas y destrozadas por los
lobos.
Zeus(Para sí)¡Cuán simple e ingenuo es este chico! ¡Un perfecto
niño!...
(A Ganímedes) Alto Mi querido Ganímedes, debes alejar de tu cabeza todas
estas cosas
y no pensar más en el Ida ni en tu rebaño. Tú eres ahora un habitante
del cielo,
y por ello estarás en aptitud de hacer mucho bien a tu padre y a tu
patria. En lugar
de leche y queso comerás ambrosía y beberás néctar. Tú serás mi copero
y, lo que
es mejor, ya no serás un hombre, sino un inmortal; y una estrella que
llevará tu
nombre brillará en el firmamento; en resumen, vas a ser completamente
feliz.
GanímedesPero cuando yo quiera jugar ¿quién será mi
compañero de juego? En Ida yo tenía muchos muchachos de mi misma edad.
ZeusAquí, ya no sentirás
necesidad de ellos; te voy a dar una cantidad de finos juguetes, y
Cupido será tu compañero
de juego. ¡Pero ten corazón, mi muchacho! Pon cara alegre y no te
preocupes por
las cosas de abajo.Ganímedes¿Pero de qué puedo servirte aquí? ¿Tendré
algunas ovejas que cuidar?ZeusDe ningún modo. Tú nos darás el néctar,
y servirás la mesa.GanímedesPero, ¿dónde voy a dormir por las noches?
¿Con mi compañero Cupido?ZeusPequeño cabeza dura, te he traído aquí para
que puedas dormir conmigo.GanímedesEntonces, ¿es que no puedes dormir solo y
te imaginas que dormirás más a gusto si te acuestas conmigo?Zeus
Con un hermoso joven como tú, ciertamente. Y también permaneceré
despierto, besándote y acariciándote.
GanímedesPuede que sea así; pero, mientras tú me besas, yo
me echaré a dormir.
ZeusYa veremos lo que haya de hacerse. Entre tanto tú, Hermes,
llévatelo por ahora, y déjalo que libe
el licor de la inmortalidad. Luego, enséñale cómo debe manejar con
propiedad las copas, y tráemelo de nuevo
para que pueda iniciar su oficio en la mesa.

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La fuente del Diálogo es: Ove Brusendorff y Poul
Henningsen: "Una historia del erotismo". Vol. I. Ediciones
MYLSA. México, 1963. Págs. 24/27.
© 1997

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