
CRÓNICA DE LOS ASESINATOS:
Veamos al respecto el testimonio periodístico que nos aporta Víctor Ronquillo:
La muerte viste de rosa. Ed. ROCA. 1994. pp. 37 / 41
"
Justo a la mitad del año, en el mes de junio, el viejo Museo de Historia Natural de El Chopo, en la ciudad
de México se cimbra con el arte y los reclamos de la Semana Cultural Lésbica Gay. Este encuentro de la
heterodoxia se da a pesar de los dicterios de las buenas conciencias y de los turbios usos de la burocracia
cultural.
En junio de 1992 hubo una rica muestra de artes plásticas, distintos foros y talleres sobre sexualidad y
prevención del sida. Es la fuerza de un arte que emerge, creado bajo una ética y una estética singulares. En el
legendario Foro del Dinosaurio se celebraba la mesa redonda 'Derechos Humanos de Gays y Lesbianas' y Alonso
Fernández Guasti, presidente de Amnistía Internacional en México, recordó: 'En el mes de septiembre de 1991,
Amnistía Internacional decidió trabajar a favor de los derechos de los prisioneros de conciencia encarcelados
por su homosexualidad. De hecho, desde 1979 se había considerado que la elección sexual es un derecho humano
fundamental'.
A lo lejos alguien escuchaba un blues, la música tristona y arrastrada llegaba hasta el Foro del Dinosaurio. Un
solo de armónica sirvió de fondo a la denuncia de
José María Covarrubias: 'Más de 20 homosexuales han sido
asesinados en Chiapas, por lo menos nueve de ellos fueron acribillados usando armas de alto poder. Esto es
definitivamente la expresión más terrible de la homofobia, del odio hacia homosexuales y lesbianas. Es necesario que
estos crímenes se esclarezcan sin inventar culpables para que esta ola de asesinatos termine'.
Homofobia: negación de la pluralidad. Desprecio que se vuelve anhelo de exterminio al homosexual, que se inicia con
el linchamiento verbal y la burla hiriente, luego viene el maltrato físico. El castigo a lo que se considera
antinatural provoca crímenes cometidos con saña y con odio.
Muchos de quienes esa noche ocupaban el Foro del Dinosaurio tenían una historia de dolor para ser narrada a ritmo de
blues: la del amigo escarnecido que por salvarse de las burlas elige una discreción tan absoluta que niega su propia
sexualidad; la de aquél que siempre fue humillado por sus padres; sobran los golpeados; hay muchas, muchas muertes.
¿Cuántos han sido asesinados por ser diferentes?
Días después de aquella denuncia en el Chopo, el sábado 27 de junio, se realizó una nueva Marcha del Orgullo Homosexual
y Lésbico en la Ciudad de México. Miles corearon en la avenida Reforma: 'libertad a los presos sexuales' mientras
repartían condones entre transeúntes. Fue una marcha cargada de humor y rebeldía. ('Provida, escucha, tu vida no
es mi vida') con un irreverente exhibicionismo lleno de bikinis, pechos al aire y cachondería.
Al final del camino, en el Hemiciclo a Juárez, el actor Tito Vasconcelos volvió a la carga: 'De manera constante
sufrimos detenciones ilegales, torturas, desapariciones y asesinatos. En la ciudad de Tuxtla Gutiérrez han sido
victimados 20 homosexuales en menos de un año'.
Dos semanas después, sólo dos semanas después, en la ciudad de México se cometieron seis homicidios en un
sangriento fin de semana. Una serie de crímenes donde las víctimas fueron homosexuales.
El sábado 11 de julio de 1992, en las instalaciones de la Escuela Superior de Música en Coyoacán se iniciaba el
quinto curso sobre sexualidad y sida convocado por Ave de México (Compañeros de Ayuda Voluntaria AC), organismo
no gubernamental avocado a la prevención del sida y la dignificación de los seropositivos. Una larga jornada de
trabajo culminó a las ocho de la noche. El doctor Francisco Estrada Valle, fundador y director de Ave de México,
volvió junto con un grupo de voluntarios al sitio donde estaban entonces las oficinas de la organización, un
departamento en un viejo edificio de la calle Roma en la colonia Juárez.
Más tarde Estrada dijo sentirse muy cansado y se fue a dormir a su oficina, mientras dos de sus voluntarios
siguieron trabajando en los preparativos para las actividades que al día siguiente se desarrollarían en el curso.
Cerca de las once y media salió de su oficina. Se sentía mal y entró al baño. Dos voluntarios de la organización
lo escucharon vomitar. Al salir, dijo que prefería irse, pasar la noche en su casa. Esa fue la última vez que se
le vio con vida.
Tres días después, la mañana del martes 14 de julio, Thierry Cougnau escuchó sonar el teléfono. Había dormido
muy mal, Francisco, su compañero, había desaparecido desde la noche del viernes. La búsqueda emprendida por
amigos y voluntarios de Ave de México en delegaciones, hospitales y en el Servicio Médico Forense había resultado
infructuosa. Cougnau vivía con Francisco desde hacía tiempo, los fines de semana los pasaban juntos en la ciudad
de Cuernavaca.
Se lo dijeron de golpe: el cuerpo de Francisco Estrada Valle había sido encontrado y tenía que identificarlo.
Lo habían asesinado. Supieron que era él porque llevaba una cartera con tres tarjetas de presentación. En una
estaba escrito con sobriedad el nombre del doctor Francisco Estrada Valle, en otra la dirección y el teléfono
de Thierry Cougnau y la tercera lucía el emblema de Ave de México.
El nuevo Alarma, Enlace Policiaco, Cuestión y el Sol de Mediodía vendieron la trágica noticia con dramáticos
encabezados: 'Matan sidosos, se ensañaron con los tres homosexuales', 'Orgía de sangre', 'Vendeta de
homosexuales', 'Sádico triple asesinato'.
En el departamento 303-B del conjunto de edificios numerado con
el 350 en la avenida Pacífico, fueron encontrados
la madrugada del martes 14 de julio los cadáveres de
René de la Torre González, Javier Ramírez Meléndez y
Francisco
Estrada Valle. Vecinos del lugar aseguraron que desde la noche del sábado se escuchaba el radio prendido, que
las luces del departamento estuvieron encendidas día y noche, pero nadie respondía cuando llamaban a la puerta.
A Carlos de la Torre le avisaron telefónicamente que algo raro sucedía en el departamento de su hermano. Nadie
respondió cuando la madrugada del martes, después de golpear la puerta Carlos llamó a gritos a René; por eso a
esas horas buscó a un cerrajero, tenía que entrar.
El cerrajero se tomó su tiempo, cuando al fin pudo abrir la puerta la peste
aquella, que afuera apenas se percibía, se dejó sentir con toda su fuerza
anunciando la imagen de un hombre tendido bocabajo a mitad de la estancia. El
cuerpo estaba atado de pies y manos, amordazado con una gruesa cinta adhesiva.
Lo habían estrangulado con un trozo de cordón de los usados en los cortineros.
Era Javier Ramírez Meléndez.
En una de las recámaras el doctor René de la Torre yacía bocabajo sobre un
charco de su propia sangre, estaba también atado y amordazado. Le habían
inferido una herida en la yugular y otra en el pecho con un arma en extremo
filosa, quizás un bisturí.
El cadáver de Francisco Estrada Valle fue encontrado en la otra recámara,
también bocabajo, atado y amordazado. Lo estrangularon con un trozo de cordón.
Pero los de Coyoacán no serían los únicos homicidios con estas características. Al día siguiente, el miércoles
15 de julio, fueron encontrados en la colonia Anzurez los cuerpos de dos hombres asesinados. Estaban atados de
pies y manos, yacían desnudos y bocabajo sobre una cama. Les habían cubierto la cabeza con una bolsa de plástico
atada a sus cuellos con gruesa cinta adhesiva. Murieron asfixiados.
Uno de esos hombres era Francisco Palomera Pimentel, de 62
años, que se dedicaba a los bienes raíces; el otro vivía con él y fue
identificado sólo con el nombre de Nicolás, tenía
cerca de 60 años. La noche del viernes, vecinos del edificio de departamentos de Thiers 275,
vieron a Palomares entrar a su departamento, el
número 13, en compañía de dos hombres. Luego de
horas de música sobrevino el silencio.
El olor a muerte es dulzón y pesado, es el olor de la vida que al ser truncada, inicia el lento e inaplazable
proceso de su descomposición. Ese olor provoca náuseas y pánico. El olor de la muerte pesó en el ambiente del
edificio de condominios de Thiers durante tres días. La mala peste era más intensa en el primer piso, procedía
del fatídico departamento 13.
Estos cinco asesinatos se cometieron en un lapso no mayor de 24 horas; las víctimas fueron homosexuales y a todos
los ataron de pies y manos. En los departamentos de Coyoacán y Anzures no hubo señales de robo, ni rastros de
violencia. El móvil de estos homicidios se ignora.
El saldo negro dejado por la serie de asesinatos lo completaría un desconocido al que la policía encontró muerto
en un departamento en el centro de la ciudad, en Avenida Juárez y García Lorca. También yacía en su cama,
bocabajo, atado y amordazado, con visibles huellas de estrangulamiento.
...
¿Fue la terrible operación de un escuadrón de la muerte? ... "
Esto es el verdadero México en su cruda naturaleza
homofóbica y xenofóbica y hasta la fecha. señores y
señores... Durante varios meses circuló entre integrantes de la comunidad
homosexual que los asesinos habían sido militares y, como ya dije antes, que un
periodista de la Jornada que intentó investigar el caso, fue silenciado bajo
amenazas de muerte. Los ejemplares que se conservaban en la Hemeroteca de la
Biblioteca México del diario LA JORNADA que cubrieron estos indignantes sucesos,
fueron destruidos por orden superior bajo la consigna de "no hay personal que se
haga cargo de ellos".
El legajo correspondiente al mes de julio de 1992 tiene casi 15 días irremediablemente faltantes.
¿Cuántos más seguirán? |